jueves, 7 de octubre de 2010

Educación. Dos revoluciones: tecnología y humor.

Ilustración de Susan Lewis

Las nuevas tecnologías revolucionan la enseñanza y harán que crear mentes-almacén de contenidos  pase a la historia. En unos años no reconoceremos las aulas, como ya no se reconocen los huecos para tinteros en los pupitres.
Ya viene poco a poco también la revolución del humor. El de educación, es el primer ministro al que he oído: “Hay que hacer la educación más atractiva”. Parecido a Einstein: “La enseñanza debe ser tal que pueda recibirse como el mejor regalo, y no como una amarga obligación”. Y uno de los modos más efectivos es ligarla al humor.
 ¿Quién no ha experimentado envidia por oír carcajadas en el aula de al lado?  Quienes han tenido un profesor o colega que les ayude a ver con humor y a reír con frecuencia, lo entienden. Esta probado que una idea unida al humor queda más tiempo en el cerebro. Y que aprendemos mejor en ambientes relajados y felices. Esto está clarísimo, y se practica, en los primeros años de la educación. Luego se pierde. Además el humor es un arma sensacional en programas de convivencia: con quien ríes, no peleas. De ahí la importancia de juegos para conocerse al principio del curso.
Pero ¿no necesitan los alumnos más disciplina, exigencia y seriedad en lugar de tanto humor?  Pronto entenderemos, como han experimentado ya en muchas empresas, que la exigencia, la seriedad, el humor y la risa son perfectamente compatibles y deseables.
Oí que preguntaron al dueño de un restaurante: “¿Qué hace Vd.  para que todos sus camareros sonrían tanto?” “Yo contrato gente que sonríe, luego les enseño a ser camareros”. Quizá ayude en este cambio formar profesores que sonrían y potenciar su humor.
No te van a pagar más, si eres profesor, pero tu satisfacción no tendrá precio.”¿El timbre ya? Se me ha pasado la clase volando”.
Y los alumnos también tienen fracasos, contratiempos, amores rotos. Enseñar a verlos con humor es educar: “Suspendí: pues como la Selección el primer partido en Sudáfrica”. 
 Ojo. El sentido común ha de ir antes que el del humor. A veces es contraproducente en grupos muy inquietos, hasta que los dominas. Luego puedes permitir su humor. Si logras el equilibrio disfrutarás, porque reír juntos es fantástico. “Ríe y todo el mundo reirá contigo; ronca y dormirás solo” A. Burgess.

 Ahora bien, esto es España. Sin prisas.

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